Ambos programas fueron ejecutados por Fundación Chinquihue y la Ilustre Municipalidad de Ancud, y contemplaron una serie de capacitaciones, además de asistencia técnica y entrega de equipamiento.
“Diversificación productiva para mujeres recolectoras de orilla de la comuna de Ancud” y “Diversificación productiva, turismo e innovación para pescadores artesanales de la comuna de Ancud” son los dos programas que acaban de finalizar en tierras chilotas y que beneficiaron a un total de 63 emprendedores locales.
Ambos programas fueron financiados por el Gobierno Regional de Los Lagos y la ejecución estuvo a cargo de Fundación Chinquihue y la Ilustre Municipalidad de Ancud.
Con dos enfoques distintos, estos programas centraron sus objetivos en entregar capacitación, asistencia técnica y equipamiento, estrategia de trabajo que pretende dar un empuje a la habilitación de nuevos emprendimientos o la consolidación de nuevos negocios, ya sea en las áreas de pesca, acuicultura o turismo, avanzando hacia la agregación de valor en productos y/o servicios.
Jaime Ampuero Díaz está dedicado a la pesca artesanal hace más de dos décadas. Nacido y criado en Ancud, como él mismo expone, se dedica particularmente a la extracción de mariscos.
Actualmente su esposa y él trabajan ofreciendo una serie de productos del mar, principalmente jaibas. En concreto, él es quien va al mar a extraer los productos mientras que su esposa se dedica a darle valor agregado.
Hoy no cuentan con un espacio para procesar los alimentos que esté adaptado para dar cumplimiento total a la normativa vigente.
“Estamos recién empezando”, reconoce. Su idea es contar con una sala de procesos “para que podamos trabajar bien, con todo al día (…). Ahí vamos, paso a paso”, asegura. Hasta antes de la ejecución del programa en que se vio beneficiado, Ampuero tampoco contaba con una estrategia de ventas clara.
Una serie de cursos en el marco del programa de apoyo, en el que se abordaron temas como estrategias de marketing, gestión de emprendimientos, elaboración de productos marinos, entre otros, le permitió adoptar una estrategia.
“Los cursos fueron excelentes porque me dieron nuevas ideas. Eso es lo importante”, reconoce. “Me enseñaron nuevas formas de vender a través de redes sociales”, complementa.
Antes de aprender a usar estas herramientas, la forma de venta se limitaba a salir a la calle e ir casa por casa ofreciendo sus productos. “Ahora estamos vendiendo a través de Facebook y WhatsApp”, asegura.
Gracias al municipio local obtuvieron un puesto de venta en una feria que se ubica en el centro de Ancud. En ese espacio también ofrecen sus productos cuando cuentan con suficiente stock.
“La idea nuestra es seguir creciendo y poder vender a restoranes”, aduce este pescador artesanal. “Queremos ir más allá. Nos gustaría experimentar más productos ahumados, conservas, sellados al vacío, con una mejor calidad”, resume. Su proyección a mediano plazo consiste en lograr enviar productos a Santiago y al norte del país.
Otro de los beneficiarios es Marcelo Carrasco Pincheira, pescador artesanal nacido y criado en Temuco, pero radicado en Ancud desde hace 26 años. Se dedica principalmente a la recolección de machas en el sector de Mar Brava, a unos 20 kilómetros del centro de Ancud.
“Lo que conseguimos a través de Fundación Chinquihue y de la Municipalidad de Ancud, fue un carro gastronómico”, explica Carrasco.
El emprendimiento consiste en instalar el carro en las playas de Mar Brava y ofrecer distintos productos del mar, ya sean mariscos, como las machas, o pescados, como la corvina. Se trata de un emprendimiento familiar, según explica.
Pero la idea no se queda en la mera venta de alimentos. “Me gustaría mostrarle a la gente cómo es que se trabaja la macha, hacerles un recorrido y mostrarles cómo se extraen las machas, cómo trabajamos nosotros, y después de eso invitarlos al carro gastronómico para que puedan probar una macha a la parmesana, pescado ahumado (…). Esa es la idea de este emprendimiento”, dice el pescador.
El fuerte de las ventas debiese darse durante la época estival, época del año en que la ciudad es visitada por centenares de turistas.
“En mi opinión, este proyecto fue bien bueno”, asegura. “Para nosotros fue muy productivo. Fuimos aprendiendo, conociendo la forma de llegar al cliente”, comenta.
Si anda bien la idea y el emprendimiento logra consolidarse, el plan consiste en adquirir un nuevo carro gastronómico, cierra Carrasco.
En el rubro turismo también se vieron importantes logros en el marco de ambos programas.
Es el caso de María Paz Sánchez Cárcamo, Ingeniera en Expediciones y Ecoturismo, quien fundó Ecoturismo Chiljue, una agencia con sede en el sector Calle-Puente Quilo de Ancud, comuna en la que nació y creció.
La agencia de turismo que encabeza está en su etapa final de implementación para “comenzar a funcionar con actividades como kayak, trekking, avistamiento de aves y reconocimiento de flora y fauna”, explica.
Sánchez indicó que el programa le permitió orientarse mejor en su área productiva, además de lograr formalizar el emprendimiento que inició.
En sus palabras, le motivó a “desarrollarme en mi sector de la península donde vivo y, además, complementar mi actividad productiva como recolectora de orilla para poder enseñar respecto a la vida y cultura del bordemar a todo visitante de nuestra isla”.
Sobre los contenidos entregados en el marco de los cursos, indica que “lo aprendido fue muy enriquecedor para el área profesional y del emprendimiento”. Considera que estuvo “muy bien enfocado en determinar los objetivos de la empresa y, además, lo que tiene que ver con la formalización de la misma”.
Sobre el trabajo de Fundación Chinquihue y el municipio local, Sánchez asegura que estuvo integrado por “buenísimos profesionales, muy atentos a nuestros requerimientos”.